Fue un movimiento de vida efímera pero trascendente para el arte posterior. Nace en 1916, en Zurich y su creador, el poeta rumano Tristán Tzara, explica así el sentido de la denominación: "Encontré el nombre por casualidad insertando una plegadera en un tomo cerrado del Petit Larousse y leyendo luego, al abrirse, la primera línea que me saltó a la vista: "dada"; y agrega "dada no significa nada" (de Torre, 1985: 322).
Abarcó todas las esferas del arte y se destacó por su protesta antimilitarista ante el clima beligerante en la Europa de la Primera Guerra.
El dadaísmo propugnaba no sólo la libertad sino la destrucción de todas las convenciones establecidas.
Aunque el espíritu radicalmente negativo del dadaísmo no sólo prendía criticar y ridiculizar normas artísticas sino enarbolar su protesta y aun negar la realidad de una guerra incomprensible, muchos de sus seguidores pronto comprendieron que ningún movimiento podía agotarse en la pura destrucción y el nihilismo y se apartaron del mismo.
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