El Expresionismo

Se consolida en Alemania alrededor de 1910 aunque hunde sus raíces en las últimas décadas del siglo XIX, es la reacción de la estética alemana al canon del realismo. Se proyecta a la pintura (Edward Munch, Wassly Kandinsky, Paul Klee), a la música (Gustav Mahler, Arnold Schönberg), al cine (Robert Wiene) y a la literatura, donde superan los límites de la poesía (Rainer M. Rilke) extendiéndose a la novela (la influencia de los expresionistas será visible en autores como Franz Kafka) y principalmente al teatro (Vsiévolod Meyerhold). En este género, sus rasgos más notables son la desarticulación del escenario fijo y único y la profundización del tratamiento de los personajes en crisis; en este sentido, el expresionismo recoge tempranamente las influencias de las teorías freudiana, lo que se manifiesta en la complejidad psicológica de los personajes. Más que individuos, éstos encarnan la esencia de tipos humanos y aparecen con nombres genéricos como "Hombre", "Mujer", "Ella", "Él".
Más allá de las circunstancias espacio-temporales el expresionismo constituye una modalidad artística opuesta al impresionismo. Si el impresionismo pretende trasladar directamente al arte, las huellas que la percepción de la realidad exterior ha dejado sobre los sentidos, en el expresionismo, en cambio, el yo del artista penetra la realidad del mundo y de la naturaleza, le impone una forma o la de-forma, la distorsiona, la exagera. En consecuencia, pueden encontrarse rasgos expresionistas en autores de las más diversas épocas y lugares.

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